Introducción
Una parte importante de la labor docente consiste en el diseño de actividades, tanto las estrictamente ligadas al currículum y que se encuentran al servicio de la consecución de los objetivos, resultados de aprendizaje, competencias, etc., como de aquellas otras que, aún teniendo a estos como referente, presentan características diferenciadas de las actividades que se desarrollan a lo largo de las unidades didácticas. Nos estamos refiriendo a las actividades complementarias y extraescolares.
A lo largo de las siguientes líneas vamos a abundar sobre ellas, especialmente en los aspectos más relevantes que destacan en la etapa de Formación Profesional.
Aclarando algunos términos
Comúnmente, encontramos los dos términos a los que nos estamos refiriendo, actividades complementarias y actividades extraescolares, como un solo constructo. Pero, ¿son lo mismo? La respuesta es negativa.
En principio, una actividad es complementaria cuando se desarrolla dentro del horario lectivo y, por tanto, es obligatoria para el alumnado; si bien, por su carácter, no puede enmarcarse en el seno de una unidad didáctica o unidad de trabajo de forma clara. Así, por ejemplo, un taller para la prevención del acoso escolar que se realiza en las sesiones de tutoría sería una actividad complementaria.
Por oposición, una actividad extraescolar, sucede fuera del horario lectivo y el alumnado no está obligado a participar de la misma. El viaje de fin de curso es un claro ejemplo de esta clase de actividades.
Sin embargo, lo cierto es que en muchas ocasiones los límites se encuentran un poco difusos. Sería el caso de una actividad, una visita cultural a otra localidad, pongamos por caso, que comienza a primera hora de la mañana pero finaliza a las ocho de la tarde.
Sea como sea, complementaria o extraescolar, el profesorado que imparte docencia en Formación Profesional dedica parte de su esfuerzo de planificación del curso a preparar una serie de actividades de esta tipología. Para optimizar esta labor, realizamos el planteamiento que exponemos a continuación.
La temática de las actividades complementarias y extraescolares en Formación Profesional
Lo primero que debemos pensar es qué clase de actividades complementarias y extraescolares son pertinentes en Formación Profesional. En enseñanzas inferiores (Primaria y Educación Secundaria Obligatoria) este tipo de actividades presentan un marcado carácter lúdico, aunque a veces se aproveche la actividad para reforzar o ejemplificar algún contenido curricular que se esté o haya estado trabajando recientemente. Así, durante o al final de un proyecto sobre el medio ambiente, puede organizarse una excursión a una granja escuela.
Cuando nos situamos en Formación Profesional las actividades complementarias y extraescolares pueden tener un objetivo lúdico, obviamente, o relacional, por ejemplo, para favorecer la cohesión del grupo pero, en su mayoría, esta clase de actividades se vinculan mucho más al perfil profesional del título en cuestión.
Es decir, dado que la Formación Profesional tiene una finalidad claramente dirigida a la consecución de un empleo en un determinado sector profesional, las actividades complementarias y extraescolares que se planifican para este alumnado tienen algunos o varios de los siguientes objetivos, entre otros:
- Mostrar a profesionales realizando la función para la que el alumnado se está preparando.
- Conocer empresas del sector profesional de que se trate.
- Realizar pequeñas actividades prácticas en un entorno profesional real.
- Elevar la motivación del alumnado por la formación teórica que recibe en el centro educativo.
- Ejemplificar de forma práctica los aprendizajes realizados en el centro.
Por consiguiente, y sin ánimo de ser exhaustivos, presentamos la siguiente batería de actividades complementarias y extraescolares para alumnado de Formación Profesional:
- Visitas a empresas o entidades.
- Charlas a cargo de profesionales, ya sea en el centro educativo o en su entorno de trabajo, acerca de temáticas específicas objeto de estudio en el ciclo formativo.
- Asistencia a muestras, congresos, seminarios, etc.
- Aplicación en entornos de trabajo reales de los productos de otras actividades realizadas en el centro, por ejemplo, aplicación de un programa de entrenamiento en habilidades sociales.
- Realización, aplicación y análisis de encuestas, sondeos u otros instrumentos de recogida de información.
- Entrevistas a profesionales.
- Asistencia a espectáculos (cine, teatro, etc.) que revistan interés para el perfil profesional.
- Etc.
La preparación de las actividades
Diferenciamos ahora entre los aspectos de procedimiento y los aspectos formativos que influyen en el momento de la planificación de las actividades complementarias y extraescolares.
- Respecto al procedimiento para la organización de actividades: esta clase de actividades se encuentran reguladas normativamente, por lo que conviene consultar la que corresponda en la comunidad autónoma en cuestión, o bien, tratar el asunto con el departamento que se encarga de las actividades complementarias y extraescolares de nuestro centro. Será esta la mejor fuente de información para la planificación más adecuada de las actividades. Así, nos explicarán los datos que necesitan para que la actividad sea aprobada (tipo, lugar, fecha, número y curso de los alumnos y alumnas, vinculación con el currículum, etc.) y la forma en la que deben facilitarse estos datos.
Como norma general, las actividades complementarias y extraescolares se presentan al órgano que decide aprobar o no su realización en las primeras semanas del curso escolar. Por ello, debemos realizar un esfuerzo para pensar qué actividades nos resultarán relevantes a lo largo del mismo. Conviene tener en cuenta que, en muchos centros educativos, la planificación de actividades complementarias y extraescolares es un asunto de departamento de familia profesional, es decir, se diseñan y desarrollan de forma coordinada por la vinculación de la actividad con diversos módulos profesionales. Será preciso, pues, abordar esta planificación en equipo.
Una vez aprobada la actividad, será preciso concertar la fecha exacta con la entidad o profesional, gestionar el transporte y alojamiento, si es necesario, requerir autorizaciones a las familias, en el caso de alumnado menor de edad, así como prever, en suma, toda la logística de la actividad.
- Respecto a los aspectos formativos de las actividades: resulta esta una cuestión central, a nuestro juicio. Las propias características de las actividades complementarias y extraescolares, la salida de la rutina que suponen, lleva en ocasiones al alumnado a interpretar la actividad como un “día libre”, un “día sin clase”. Pero nada está más lejos de la realidad cuando el profesorado de un ciclo formativo planifica una de estas actividades. Más bien al contrario, cuando un profesor o profesora prepara una actividad complementaria o extraescolar lo hace porque desea aportar un extra a la formación teórica o teórico-práctica que está ofreciendo en el día a día a su alumnado. Por esta razón, cuando como complemento, se realiza una visita por ejemplo a una empresa el profesor o profesora lo que pretende es que el alumnado realice un determinado aprendizaje. Pero ese aprendizaje requiere ser guiado, igual que se guían las actividades que se llevan a cabo dentro del aula.
De tal modo, de forma previa a la realización de la actividad es bueno informar al alumnado de lo que se espera que se aprenda en ella, e incluso trabajar algún aspecto concreto de la misma. Por ejemplo, si se va a realizar la visita a una residencia de personas mayores, desde el módulo profesional de Apoyo a la Comunicación se puede preparar un instrumento de registro de observación para que el alumnado pueda cumplimentarlo durante la visita y consigne los elementos favorecedores de la comunicación presentes en la residencia (disposición del mobiliario, cartelería, elementos de señalización, etc.).
Asimismo, al término de la actividad, conviene realizar una reflexión colectiva sobre la misma e incluso prever la entrega de alguna clase de producto que se relacione con algún criterio de evaluación y repercuta en su calificación (una memoria, una valoración personal, una investigación, etc.).
Como consecuencia, una actividad complementaria o extraescolar puede ser una buena actividad de motivación o inicio de una unidad de trabajo. O bien, puede constituir una actividad de evaluación, si lo que pretende es que el alumnado realice una síntesis de los aspectos trabajados en una unidad. Especialmente útiles son esas actividades para vincularlas con los criterios de evaluación de tipo actitudinal que, a menudo, resultan difíciles de materializar a lo largo del desarrollo de las unidades.
Para finalizar
Las actividades complementarias y extraescolares suponen una ocasión privilegiada para vivenciar la profesión de forma anticipada y para aprender haciendo.
Su diseño minucioso, así como el trabajo posterior sobre las mismas, requieren un importante esfuerzo por parte del profesorado y el alumnado, si bien merece la pena, puesto que pueden considerarse un puente insustituible entre los centros educativos y el mercado laboral.
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